Después de disfrutar de la primera tostada en el Ulzama de Jaca de la temporada, cogí el autobús hasta Somport con un amigo para echar el día. Y sobre todo, quitarme el mono.

Menos mal que nos echamos algo de abrigo a la mochila (como siempre se debe hacer en la montaña) porque cuando llegamos al albergue en Somport vimos lo que nos esperaba: niebla casi hasta Canfranc Estación.

A partir de ahí, una maravilla de bajada por la margen izquierda del Aragón. A tramos cerrado, a tramos más abiertos para ver las paredes en las que se encajona el río.

Hasta Canfranc pueblo no paramos para tomar un bocata de almuerzo en el albergue y comentar cuatro cosas con otro Peregrino que arrancaba en mismo día.

De ahí, hasta Villanúa donde abrimos unos frutos secos y un plátano sin dejar de comentar el montón de cosas que van pasando en un año: proyectos pasados, nuevos, ideas, … dos ingenieros mano a mano. Menudo peligro. Sólo eran la una del mediodía. Un poco pronto para poder parar a comer así que seguimos hasta Castiello.
El tramo hasta Castiello de Jaca se hace por pistas primero al lado de la carretera y después, una vez que se cruza, entre bosque y prados. Lo primero que vemos son las colonias de los Salesianos de Huesca de muy buenos recuerdos para mi compañero de andada.
Poco más reseñable excepto la fuente que se encuentra a la entrada de Castiello en la calle de Santiago. Agua fresca y abundante. De ahi, bajar hasta la carretera para comer pasadas las dos y media. Sin apenas dejar de hablar y después de dos bocatas importantes, pasadas las cuatro enfilamos el último tramo hasta llegar a Jaca de algo más de 7km siempre al lado del río Aragón.
A eso de las cinco y media, llegamos al paseo de Las Canteras y tras un buen trago de agua en la fuente que marca la entrada en Jaca, damos por terminado el día… y la etapa.
Ahora a pensar en la siguiente. Ya tengo alguna en la cabeza para el puente de la Constitución en diciembre.